Aigle

La historia de la marca Aigle

Una marca no tan francesa

Todo el mundo conoce la marca de zapatos de goma Aigle. Es adorada por grandes y pequeños y sus botas de agua se venden cada día por miles. De las coloridas Lollypop a las femeninas Juliette, las botas Aigle no necesitan presentación, pero ¿quién se esconde detrás de esta misteriosa firma francesa? Aigle nació en el año 1853 en un taller de la ciudad de Montargis, cerca de París, fundado por Hiram Hutchinson, un americano instalado en Francia que decidió adquirir la patente del gigante de los neumáticos Goodyear para dar un giro al uso del material y fabricar con él prendas y accesorios impermeables. En los años 20, la marca llamada por entonces «à l’Aigle» –en referencia al animal que simboliza a Estados Unidos, el águila– empieza a fabricar zapatos de goma para el ocio y el deporte. Las botas impermeables tuvieron un gran éxito y le permitieron desarrollar su propuesta y ofrecer una línea de «prêt-à-porter» diseñada para enfrentarse a la lluvia, la nieve y el viento. Aigle se impuso de este modo como marca de referencia para los amantes de la naturaleza.

Una marca atemporal

Aigle conserva el mismo proceso de producción que en sus inicios: sus botas de goma son diseñadas en los talleres de la ciudad de Châtellerault y moldeadas a mano por expertos en el trabajo con este material. Cada día se fabrican más de 4000 pares para su exportación a Japón, Estados Unidos y Europa, y se han convertido en un artículo imprescindible. Con sus modelos de lunares y colores alegres para adultos y niños, Aigle es una marca que piensa en toda la familia y de la que seguiremos oyendo hablar.

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